Comentarios a Tumores Asesinos

Comentarios a Los Tumores Asesinos

por Eduardo Soto Díaz (Iloca) 

Un autor de literatura negra suele ser insondable, enigmático, inescrutable, pero si esos tonos singulares son compartidos por el detective, que es protagonista en la trama, nos encontramos frente a un personaje imprevisible. Lo anterior sería insoportable de no ser porque el autor vertió una cuota generosa de humor, entregando una novela excepcional por su truculencia, no solo en el diálogo sino también en la manera de vestir. Un pájaro hindú entre huasos maulinos es algo digno de leerse. El humor de antipoeta otorga a Los Tumores Asesinos un buen espacio para leer complacido un fin de semana.

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por Pato Claro (Zapallar)

Un «collage” bien entretenido. Bastante autobiografía, detecté. Y novedosa la mezcla de Mauro Yberra-Bartolomé Leal-Wilberio Mardones. Habrá que comenzar a hacer un mapita tipo los Aurelianos Buendía. Se estrena un nuevo detective, Hari Premsingh, y sikh! (¿De adónde salió?). Me divertí con la descripción de Canallas 1 a 5. Aprendí una palabra nueva: paronomasia. (De Wikipedia, Octavio Paz: el erizo se irisa, se eriza, se riza de risa). Y hay un café que no he tomado nunca: «Musetti Cremíssimo».

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por Eugenio Díaz Leighton (Providencia)

Empecé a leer Los tumores asesinos con precauciones. Me pareció que, usando una expresión que disgusta al autor, se trata de una versión “a la chilena” del Libro del Desasosiego, de Pessoa. Como aquel, está compuesto de muchos fragmentos, una mezcla entre ensayo, narrativa y diario de vida sobre un tema (el cáncer en este caso) que le da continuidad y le permite desparramar opiniones, comentarios, crítica social, ironía, sarcasmo… Fácil de leer, humor negro con algunos párrafos en un lenguaje popular cuidadosamente dosificado y múltiples referencias culturales explícitas e implícitas. Personajes bien caracterizados con unos pocos detalles, algunos ya presentados en libros anteriores; aparece un curioso “detective privado” yogui, Hari Premsingh, y varios escritores como heterónimos (siguiendo a Pessoa). Hay cambios de narradores que aportan interés al texto, sin duda.

… Me gustaron también las parodias culturales, como la de parafrasear en cinco o seis líneas un versículo del Evangelio de Mateo, con la complicidad de Raymond Chandler y Homero Expósito. Finalmente, anoto que tengo programada una visita a la capilla neogótica del Hospital Salvador. Por mientras, escucho las sonatas de Scarlatti, que poco conocía.